domingo, 14 de noviembre de 2010

En ti

Yo no sabía que mis manos eran agua
Que podían volverse infinitamente tacto
Que tu perfecta escultura de cálido nácar
Lograba derretirlas y en tus poros se internaban.

Yo no sabía que mis manos volaban
que al compás de tus gemidos
                             de mis brazos se escapaban
y cautivas en tu cuerpo extasiadas te buceaban.

Tampoco imaginé que mi boca era fuego
Que se encendía  saboreando tus azahares
Y desataba en tu cuerpo un mágico incendio
Que sólo se apaga en una explosión.

Yo no sabía que mis ojos eran tuyos
Que asomados a tu vientre se cerraban
Y muy cómplices silbaban tu canción…

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