viernes, 18 de noviembre de 2016

estoy muerto

La muerte sí me mató!
                             y recién ahora lo comprendo.
Una vez fui condenado
                              y acepté mi fusilamiento
Pero erraron mis verdugos, sus tiros certeros
O la soga se cortó, tal vez por mi peso
O quizá la guillotina le perdonó a mi cuello…

A veces me parece que mi sentencia fue un sueño!
Lo cierto es que aún vivo
                                           y debería estar muerto.

No sabía que moríamos mucho antes que el cuerpo
quede tieso o se pudra, como el mío, por dentro.

Uno muere cuando acepta que está muy enfermo
Cuando se sienta o se acuesta para frenar el tiempo
Cuando tu vida se enfoca sólo en los recuerdos
Cuando lo único que te queda es escribirles cuentos
a tus hijos, porque sabes que nunca podrás tenerlos.