Como pocas, una noche iluminada,
dos milagros semejantes se espejaban,
en el cosmos coincidían dos prodigios
y danzaban al compás del mismo ritmo.
Sobre un manto estrellado se adoraban
los dioses soberanos del espacio
Zeus amaba a Isis, y abrazados
se vertían fundidos en un astro.
Bañados del perfume de su gracia,
acatando mandatos siderales,
bendecidos por destinos similares;
vos y yo también nos encontramos.
En un nido, con luz, energizado
comprendimos que jamás nos separamos
y esa noche de signos singulares
cara a cara con los dioses nos miramos!