He guardado en sus ojos
mi Santo Grial.
He bebido sus labios
derretidos en los míos.
Ha gritado mi herida.
Me ha flameado en su mástil.
Ha buscado mi esperma
como leona a su cría.
Me ha llevado orgullosa
satisfecha,
encendida.
Compartió la utopía
de bucear los abismos.
La esperé de su muerte.
Se perdió en mi tormenta.
Escapó de mis redes.
Yo creí que era mía.
Se quedó sin mi cuerpo.
Se durmió tarareando
el latir de mi pecho.
Yo traté de olvidarla
pero vuelvo a su flama
como el río a su
lecho.
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