Hay
estrellas que son guías infinitas
jubileos
que sumamos al recuerdo
jardines
del alma que iluminan
como faros
en la noche de tormentos.
Yo quería
homenajear en este día
al
misterio y a la gracia recibida
se me ocurrió levantar un nuevo altar
una forma
de reír,
de elevarnos, de rezar.
Aposté
a la geometría de los astros
al
despliegue rectilíneo de sus brazos
y Valiéndome
de históricas ventanas
me apoyé
en el perfume de sus ramas.
Una
fiesta es el encuentro de las almas
más allá
de formales argumentos,
yo quería
regalarles un momento
que quedara
impregnado en sus recuerdos.
Una
copa y un mantel con alimentos
sol y
luna, viento y agua, cielo y tierra
elementos
de lo que estamos hechos
Universos
conectados a lo eterno.
Quise hornearles
bocaditos de emociones
servir
sopa calentadora de inviernos
que el
Pan brotara,
si entonábamos canciones
que emanara
el Vino,
al evocar los
ancestros.
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