miércoles, 25 de septiembre de 2013

indigno



Iluminas mi camino
luz en el sol, esperanza
sé que has venido a mi casa
y que no te he recibido.

Hasta en mis peores destinos
hasta en mis noches más largas
me has levantado en tus brazos
me has dado tu pan y vino.

Dijiste en Garabandal
“La copa está rebosando”
yo soy uno de los necios
que ayudaron a llenarla.

Y sin embargo me hablas
como si yo mereciera
tu presencia o tus palabras.

Yo sólo quiero que sepas
que no sé llevar la cruz
ni soy digno de tu luz
que me muero al primer clavo
y hasta me ciega el azul
angelical, de tu manto.
  
Cuánto quisiera sentir
total arrepentimiento
rogarle a tu hijo Jesús
sentir el perdón o el trueno
cambiar mi vida de estigmas
y que me crecieran alas.

Yo no merezco el milagro
de curación que regalas.

Mejor que se hunda mi alma
en la tierra, hecha pedazos
y al final de los infiernos
que se acabe con los malos.





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