Ave blanca de infinito vuelo
tus rayos son plumas de cuentos eternos.
Me esperas en el bosque,
me pierdes en el cielo…
amante caprichosa que temes a la lluvia
y me abandonas en la noche más oscura.
Confidente compañera que velas mi sueño
huyes por mi ventana y te fundes en el alba.
Caminadora incansable de mis suelos
espejo de luz donde se asoma el día
que llegas y te vas enrojecida.
Soberana silenciosa de mareas y vertientes
la vida se conjuga si te posas en creciente.
A tu piel de talco me entregué apasionado
y reconocí en tu cuarto algunos retratos:
Bruno, Kepler, Newton, Galileo y Amstrong
cuántos más en tus pupilas se encontraron!
Bailarina enamorada
que te enciendes y te apagas
Virgen Inmaculada, madre de todas las hadas.
Recorriendo cicatrices que los astros te dejaron
comprendí que el universo se cincela con el caos.
Tu luz derrama esperanza
cuando el sol se nos acaba
y nos anima a enfrentar la oscuridad
y la escarcha.
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