Visitamos la vieja arboleda
crujían las hojas
temblaba tu pecho
las aves reían
y las flores parecían jugar.
Mi mano apuntaba
friolenta de abrazos
friolenta de abrazos
acaso horizontes, tal vez otra aurora
o estrellas buscando sedientos espejos
para aterrizar.
Besarnos en medio de aquel paraíso
tus labios me colman
tus ojos me inspiran
y siento que bebo del Santo Grial !
La vieja arboleda de libros eterna
nos brinda su alfombra
de cálidas notas
con savia de letras nos lleva a volar!
Nos funde en su imperio
de tinta y misterio
de soles y sombras
de lucha y de paz.
La vieja arboleda
de libros gigantes
me alberga en su vientre
y te logro encontrar!
1 comentario:
a Lucrecia Pejkovic
Publicar un comentario