No hay mirada que registre su belleza
sin echar los latidos a volar
cual bandada que despega alborotada
acechada por la garra más rapaz.
Una fiesta celebran los sentidos
toda vez que se entrega para amar
vista, tacto, gusto, olfato y oído
se han fundido en un sólo disfrutar.
Cada prenda que deshojo de su cuerpo
va llenando una copa de champagne
que desborda espumante en burbujas
y me invita a zambullirme por su mar.
Viajo cada cintura de su lecho
como nauta que bucea la verdad
convencido de haber llegado al cielo
del amor en su estado terrenal.
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