Sin pecado mantuve el sentimiento
sin jamás exagerar una caricia
sin decir una palabra, fueron actos
los que puse en tu altar con alegría
defendiendo el amor con hidalguía
consintiendo tus caprichos, tributando
humillado, a deshonra muchas veces,
has creído gobernarme envilecida.
Pero era el amor quien me movía
sin medir lo que daba o me quitabas
tú crecías en orgullo y yo en la dicha
de compartir el espacio que dejabas.
Una mañana iluminada comprendí
en el vuelo casi mágico de un ave
que tal vez mi amor grande te quedara
cual corona bordada de diamantes.
Apareció un radiante colibrí
desplegando un arcoíris con su vuelo
se frenó embelesado frente al velo
de una espléndida flor y con su traje
reverenció majestuoso la corola
solicitando servirle cual esclavo
que se ofrece a cambio de alimento.
Aceptó ella el trato del alado
de sus finos labios delicados
cada beso que le daba enamorado
era un paso hacia el milagro de la vida
lo cargaba de néctar y energía
mientras ella gloriosa se sentía
Minucioso y perfecto en todo su arte
respirando el perfume de la dama
regocijados mientras se fecundaban
cada cual aportando sus encantos
resplandecían en el jardín del alma
y eran Uno bajo todas las miradas.